El amor
Hoy quiero caminar por el bosque del amor. Seria maravilloso si logro descifrar una manera de describirlo como se siente llegar a él. Comencé a verlo a distancia ayer. Mi sobrina me regalaba una mirada llena de él. De amor. Solo que miraba entristecida por un viaje que se acercaba para mi al día siguiente. Cuando las miradas son de ese tipo de amor, quieres recibirlas pero el mismo amor pide que tu niña no sienta ninguna tristeza. Algo imposible en esos años jóvenes cuando apenas se encuentran los árboles pequeños que escalan en tamaño, día a día.
Luego sentí el abrazo de mi sobrino que me sacaba el aire del estómago con una fuerza de río crecido. Te amo tío y yo sentía como me desvanecían los miedos y se iluminaba mi habitación. 11 años ya tiene y su mirada, al igual que la de su hermana mayor, me hacía querer viajar por la cueva buscando la lámpara de los deseos y pedirle al gigante azul que les borrara los ojos tristes y les plantara sonrisas eternas.
Llegó una cena familiar. De esas que se habla de todo y se ríe por nada. Las miradas infantiles volvieron a brillar y fueron los candiles de la velada. Nada como sentir que el bosque brillaba a plena luz de la luna. Sentado al lado del gran árbol de mamá.
Hoy llegó la mañana para mi viaje. Ya mi viejo árbol papá y mi gran árbol mamá solo están recibiendo la calidez de los años y entre sus ramas con menos hojas que antes, me abrazaban para llenar de lágrimas la vida pero tomar la fuerza de mis manos y llevarlas a mi corazón. Es sólo un viaje. Pero así son los bosques que aman. Quieres que vivas allí. Y tú quieres hacerlo. Tener una casita llena de ventanas para todos los días ver tus árboles. Acobijarte con el sonido de sus bailes que el viento hace jugar, dejar que las aves reposen en ellos para que la vida se multiplique y ver como sus colores se combinan para tener la paleta creadora de matices para ti.
Hoy tengo una entrada nueva a mi bosque. Con el corazón satisfecho que me hace soñar con casitas en la playa, visitas a una montaña y comer mangos juntos.
Realmente, todos tenemos entradas al bosque del amor. No hay quien diga que él no llama en cualquier momento de la vida. Aún cuando hay tentáculos que tratan de alejarte de sus caminos, solo permite que el amor te llame a su bosque. Entra. Camina. Recorre. Descubre. Vive.
El amor es incluso más que el bosque. El amor eres tú.